sábado, 9 de junio de 2012

Coplas de febrero

Cuento con música(¿quién se la pondrá?.

Existe en las tierras de fantasía un reino del tamaño del mes de Febrero. Tiene exactamente, veintiocho días de largo por veinticuatro horas de ancho cada uno y por si eso fuera poco, cada cuatro estornudos del sol, un día mas, completito y sin demoras, baja desde el cielo, sostenido de gruesas sogas confeccionadas con algodón de nubes.
En ese reino viven los duendes de la segunda ronda del baile anual de los seres de luz, nombre con el cual las hadas acostumbran llamar a todo los seres vivos de la tierra.
Justo allí, en el día Trece, Avenida de la Suerte, nació Santiago, un duende muy bonito. Y ése amigos, les aseguro, fue una día memorable pues el muy pillín, no encontró mejor entretenimiento mientras aguardaba su horario de salida de la panza de mami que enroscarse el cordón umbilical en su microscópico cuellito y…coff…coff…coff, tosió y tosió al nacer y ay…ay..ay…ay, el susto que provocó porque a todos en el hospital hizo correr.

El grillito cantor de los bautismos lo recibió con esta coplas:


Dando saltos de sapo alborotado
se pasea, con su cara de angelito
sin aureola.
Siempre muy exagerado,
nunca apaga su farolito
armando gran batahola.
Despega del suelo con chispazos,
regresa cansado pero nada despacio.
Patalea, salta y suda
y de cualquier modo se gana los abrazos;
algo atorrante pero muy brillante:
es Santiago, sin ninguna – ninguna -
duda…

Y resulta, presten mucha atención ahora, que otro buen día, Siete para ser exactos, entre seis pinitos de menta y ocho mariposas multicolores, nació poco tiempo después, siempre en Febrero claro, una duende muy peculiar a la que llamaron Juliana.
Pero la muy testaruda, nada quería saber de salirse del vientre materno.
Muy cómoda se encontraba , divagando y soñando sin ser molestada. Tanto pujó su mami para que saliera que la duendecilla picarona, muy, pero muy enojada, sopló y sopló su globo de chicle amniótico y tanto sopló que a la pobre mamá tuvieron que internarla para que expulsara en varios intentos aquel molesto globo…y bueno, los doctores creían que era otra cosa…jeje… 

Lo llamaron coágulo, o algo así. Pero nosotros sabemos de que se trataba en realidad ¿no? je…je..je… Y por supuesto, el grillito cantor , le dedicó estas coplas:




Rubio se pelo, enmarañado,
ojos de aceituna, nariz pizpireta
siempre merodeando
entre nubes de humo encantado,
siempre buscando,
un color nuevo para su cielo
y una aventura inesperada
cada mañana.
Pasitos de caramelo y
muchísimos desvelos,
así es nuestra Juliana.

Parecía que la segunda ronda del baile anual culminaría con aquellas dos estrellitas mas en el pecho del cielo, representando a los dos nuevos habitantes del reino pero …¡no señor!
Porque en el día Tres, Esquina de las Ilusiones, algunos bailes después y siempre contando al revés, como les gusta a los seres de fantasía, llegó otro duende más, allí mismito, en el reino de Febrero y esta vez, con disfraz de te con leche y miel.
Lo llamaron Agustín y las hadas ese día, dieron franco a todos los seres aburridos y malhumorados del mundo de fantasías y también del real , porque a este duende, cuando lo mirabas te daban ganas de comerte sus mejillas a besitos.
Y un vez más, el grillito cantor, entonó en el bautismo, estas coplas:

Bombón de chocolate con pimienta,
va de aquí para allá, muy sigiloso
Reparte mimos e interroga
y otras veces cuenta,
sus aventuras de duende revoltoso.
Mientras junta
sonrisas de cinco colores
y caricias con puntillas,
él, va sin prisa,
muy travieso y sin temores.
Mueve sus ojitos y provoca maravillas,
Agustín es suave…tan suave,
 como la brisa.

- ¿Pero que pasaba en aquellas tierras?- Se preguntó el grillito cantor después de las últimas coplas y mientras daba la vuelta a la última esquina de Febrero. Si continuaba de copla en copla tan seguido se quedaría afónico y sin letra.

- ¿la tercera será la vencida?- le preguntó entonces a la luna de marzo que ya asomaba muy tímidamente en el horizonte – y acaso...¿me dejarán los duendes de fantasía partir de una buena vez hacia otra parte?...¡a este reino me lo conozco ya de memoria…¡será posible!

Y así, se lamentaba el grillito mientras afinaba su guitarra bautismal.
Estaba empacado; de verdad enojado pues, de un tiempo a esta parte el mundo parecía borracho y cada vez que el preparaba su valija para irse a cantar a otro lado…¡PIM PUM PAM!, otra vez se hallaba paradito junto a la perinola de Febrero: ”Siga participando” le decía el señor perinolón, encargado de repartir los destinos.-

- Shhh…Shhhhh… -

sintió el grillito cantor mientras protestaba. Alguien lo llamaba y el sonido, parecía venir desde un grupo de jazmines muy perfumaditos que ensayaban la brisa del otoño y preparaban las mochilas para recibir a Mister Primer día de Clases, el maestro de ceremonias de la escuela de duendes. Y claro…¿qué creían?. En tierras de fantasías también hay que ir a la escuela.

- Señor grillito cantor, ¿está Ud. muy enojado?.-

- ¡claro que no! – contestó él, cruzándose de brazos muy compadrito,¿de dónde sacan eso?.-

- Se le nota en la cara – contestó un zorzal silbando bajito y burlón – frunce el ceño como si oliera a zorrino…-


- ¡nada que ver! – contestó el grillito cantor intentando una sonrisa.-

- le diré algo para que se sienta Ud. mejor - susurró la última noche de Febrero tan bella y tan fresca, antes de cerrarle los ojos a todos los seres de luz y de fantasías –


- lo importante, mi noble y afinado insecto, no es dónde cante Ud…-

- ¿ahh no? – la interrumpió el grillito confundido.-

- No…- continuó ella guiñándole un ojo – lo verdaderamente importante es cantarle a la vida. Dónde, cómo y cuándo ella lo necesite. Sólo cantarle.-

Y el grillito cantor, emocionado antes esa voz tierna y suave que le recordó a su mamá grilla, improvisó estas coplas de despedida:

Cuando pa’ un reino me voy
a festejar nueva vida
no importa como ni cuando
tampoco dónde che amigo…
de igual modo doy la bienvenida
Y cantaré  
a viva voz y guitarreando,
pa’ donde la vida vaya
pues hasta allí llegaré
y cantaré…

Colorín colorado, este cuento se termina. Sólo le falta un grillo: ¡claro!… PA’ SER CANTADO.-

Dedicado a mis sobrinos, Agustín, Santiago y Juliana

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