OSO PANDA EN LAS NUBES
Los osos pandas
poseen,
para su supervivencia,
una glándula que genera ternura...
para su supervivencia,
una glándula que genera ternura...
De
“Pequeñas teorías sobre el comportamiento
Animal (y otras anécdotas)”.de Andrés
Sorbino.-
I
Oso Panda se trepó
al árbol con el firme propósito de no volver a bajar al menos, por el resto de
ese día. Sus amigos eran pocos, eran buenos, eran divertidos y su familia
grande; grande pero dispersa. Nadie parecía darse cuenta que el no estaba
contento. Y el asunto era que a simple vista, no había motivos para que no lo
estuviera. El era un oso muy reservado; el corazón le lloraba a menudo y sus
lágrimas caían a través de esos ojos tan lindos que no paraban de pestañear.
Pero Oso Panda sólo
lloraba cuando las nubes del cielo tenían mucho frío y se amontonaban en el
cielo provocando la lluvia. Así, nadie se daba cuenta de su tristeza y tampoco nadie le preguntaba cosas sobre las
que no quería hablar.
-
¡Oso Panda! – le gritó una voz
desde abajo.-
Ensimismado
como estaba en sus propios pensamientos, se asustó tanto que sus patas delanteras
perdieron fuerza y creyó que se caería. Era su primo Ojos Cerrados.
Así
lo llamaban porque no tenía las acostumbradas manchas negras que semejaban
parches en su cara, cubierta por completo por un pelaje blanco que a lo lejos,
hacía que se viera siempre como si anduviera con los ojos cerrados.
-
¿Qué quieres? – le gritó enojado
por el susto que le había dado - ¿porqué te presentas así y encima me gritas?..
.-
-
¡ahh bueno! Parece que tienes un
mal día ¿no?... ¡perdón! –le contestó Ojos Cerrados con cierto aire burlón.
Y entretanto
pensaba, “quién se creía ese oso ermitaño; ¿acaso un rey?”.-
-
Te he estado buscando para que me
acompañes a buscar algunos huevos para la merienda... –
-
..grrrr grrrr ..mmm no, no. Ve tu
solo. Estoy muy cansado...-
-
Ufa, dale…¿qué te cuesta? ¿De qué
cosa puedes estar tan cansado si has estado ahí arriba todo el día. No seas así.
Dale, porfi ... –
-
Grrrr ... grrrr ... uffff ... está
bien – contestó entonces Oso Panda sintiendo que no podría deshacerse de su meloso primo excepto que lo acompañara al menos un
ratito.-
Allí fueron
entonces los dos osos, en busca de huevos para la merienda y cuando estaban de
regreso, Oso Panda preguntó:
-
¿cómo haces para estar siempre tan
de buen humor y gracioso? ¿Nunca sientes ganas de romper toda la plantación de bambúes
de un solo zarpazo?
-
Pues, sí, a veces. Claro... –Ojos
Cerrados lo miró algo incrédulo – como todos los seres del mundo imagino; pero, ¡no seas tan gruñón! Te caerán mal los
huevos...jejeje. Parece que tuvieras cerrada tu
fábrica de ternura primo ...-
-
¿fábrica de ternura? – preguntó
Oso Panda con cara de nada...- ¿de qué rayos hablas?-
II
Ya hacía más de
media hora que su primo Ojos Cerrados se había marchado. No había contestado su
pregunta. Sólo sonreía como embobado, repitiendo que tenía que “relajarse y
reabrir la fábrica”. Finalmente se marchó y Oso Panda, aún continuaba
preguntándose que le habría querido decir.-
Se preguntaba y se
preguntaba y en eso, sintió un extraño
sonido que parecía venir desde las ramas más altas del bambú. Se asomó y pudo
ver que se trataba de un pájaro, uno muy raro por cierto, que se acomodaba las
plumas de su ala izquierda. “¿Qué pájaro será ése?”, se preguntó. Nunca había
visto uno parecido.
-
Hola...- dijo entonces, sintiendo
que sus mejillas peludas se encendían como cuando el sol lo sorprendía dormido en
las mañanas.
-
Hola... - contestó el pájaro - soy
Chispita, ¿y vos? –
-
Yo pregunté primero... ¿qué haces en mi bambú?¿qué clase de pájaro eres?-
Oso Panda no había
dejado que ella terminara de presentarse.
- ...nunca había
visto un ave como tú por aquí – continúo luego de observarla un poco más -... ahh
y yo me llamo Oso Panda...- dijo por
último.
-
¡Bueno!, ¿ahora puedo hablar yo? –
le preguntó ella con picardía.-
-
Primero, soy una gaviota; segundo,
no sabía que éste era “tú bambú”, discúlpame y por último, sí, supongo que debo
ser rara para ti. No creo que por aquí pueda tener parientes.
... estoy perdida sabes – continuó Chispita -
me dolían tanto las alitas que me caí de una nube en pleno vuelo. Eso me pasa
por ser tan curiosa. Y terca...-
Oso Panda quería
hacer otras preguntas pero no pudo hablar. Al escuchar a la gaviota, comenzó a
sentir una sensación rara en el estómago. Algo así como si hubiera estado
encerrado por mucho tiempo y de repente, se abrieran puertas y ventanas,
dejando escapar montones de aire fresco envolviéndolo con una intensa y tibia luz.
Hizo un esfuerzo y
miró a la gaviota, quien al ver esos ojitos tan redondos, tan profundos, experimentó
una infinita ternura y descubrió que ya no le dolían las alas. Sintió que el
sol de pronto la abrazaba muy fuerte, entregándole todo su calor.
-
¿te caíste de las nubes? – pudo
preguntar por fin Oso Panda.
-
Bueno sí, algo así ... – le explicó Chispita – es una manera de decir que
venía volando tan distraída que perdí el rumbo, ¿entiendes?. Soy un pájaro algo torpe y tal parece que ni
siquiera puedo volar sin equivocarme...-
-
Todo los seres se equivocan; no te
sientas mal por eso... – le contestó Oso Panda sin comprender muy bien de donde
le venía esa actitud tan sabia y paciente.
Se estaba haciendo
de noche y sin embargo, él tenía la sensación que el sol seguía muy alto,
entibiando el aire y también su pelaje frío.
Por su parte
Chispita, no podía dejar de pensar que ese oso tan grandote y sin embargo tan
amable que apenas conocía, la protegería de cualquier peligro. Sentía una
maravillosa y desconocida sensación de paz
-
¿crees que podría quedarme a pasar
la noche contigo? – le preguntó entonces a su nuevo amigo – No te molestaré, lo
prometo. Soy pequeñita y me puedo acomodar en cualquier ramita. ¡Hace tanto
frío!... y la verdad es que estoy
cansada de andar solita de aquí para allá...-
Antes de contestarle,
Oso Panda levantó la vista y observó la luna. Grande, blanca, redonda y ¿acaso
la luna se estaba riendo?.
- Por supuesto que
puedes quedarte – comenzó a decir Oso Panda sintiendo que de sus ojos caían varias
gotitas (“que raro porque no llovía”) -
quédate todo el tiempo que quieras.-
Epílogo
Y más tarde,
mientras la gaviota dormía profundamente, deseó, saboreando sus lágrimas como
si fueran miel, “quisiera que te quedes para siempre...”.-
Y saben que sí;
Chispitas se quedó y desde ese momento, ella y Oso Panda compartieron no
solamente el bambú sino sus días, sus alegrías y sus tristezas. Para muchos era
una relación algo extraña, ¿una gaviota que dormía en un bambú? ¿Un Oso Panda
que más que treparse parecía que andaba, “en las nubes”?
Y sí; en el mundo a
veces pasan cosas raras; feas, lindas, tristes, alegres, locas o cuerdas y
también maravillosas, como que la felicidad no dependa de ser de aquí o de
allá, de volar o trepar, de cantar o gruñir sino simplemente, de quererse.-
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