viernes, 14 de abril de 2017

Noah, ese Sol de Verano


La vida últimamente ha sido generosa. 


Allende un mes de Enero acalorado
sin mediar seña, anuncio o clarinete
llegó Noah, tan bello, tan azucarado,
poniéndose el mundo por bonete

Mi “poroto majul” (¡¿ehh!?) le digo yo,
abuela inventando palabras alucinada
o - ¡Titito Noir! –
le celebra su abuelo Carlos,

 con una alegría nueva e inesperada.

Un Sol de Verano con alas de satén,
asomando en un carruaje de estrellas
tan pequeñito, arrebujado y tenue
Mi dulce caballero de luna redonda,
sus piecitos bailando en fugaz minué
hasta dormirse con su mamá de ronda

De manitos frías y deditos largos,
una multitud lo arrulla día con día
y otra multitud lo extraña horas y horas
Con sus mejillas encopetadas de sonrisas
y ojos grandes, brillantes como farolas
bendiciendo a todos y a cada uno
con sus graciosos y especiales “halla” (*)

Entre caricias otoñales y besos acústicos
yo también te bendigo, Sol de verano,
con estos versos de Nana pizpireta,
en sus orígenes espontáneos y rústicos
aderezados con ingenios de poeta
para que estés siempre, aún si lejano

como la palpitante grafía de un milagro.-




(*) significa “hola” en el idioma de Noah.-

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